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Salvita

Jugando con mariposas

Jugando con mariposas

Ayer jugué con mariposas y me quemé,

me fundí en el sueño profundo de la metáfora de las palabras que nunca escribí

y advertí el sonido de la orquesta sinfónica a ritmo de las olas

que cesaban en la orilla de mi mente.

Ayer jugué con los sueños y me quemé,

replicando el sonido del mar, que las caracolas guardan tan celosamente,

escupiendo sal de la boca y construyendo cristalinos castillos en el aire

para guardar a los guardianes de las ideas.

Ayer jugué con la mirada y me quemé,

y sobre el regazo de la barca de los que escuchan

acompasé la remada con los parpados

para navegar a través de la impenetrable sombra de la noche.

Ayer jugué con las criaturas de la noche y me quemé,

aprendí a leer las historias en sus miradas

y a responder a los desafíos de quienes de hambre o sed mueren por las palabras,

palabras, siempre palabras.

Ayer jugué a mirarme al ombligo y como torbellino de agua, viento y voz

vi a las criaturas de la noche, vi la barca que nos contenía,

vi los sueños embozados en los castillos de aire, vi los guardianes de la noche con los custodiaban,

vi las mariposas, traté de atraparlas, y me quemé.

Me quemé y fui combustión del fruto de mi lengua, aquella que me hace ser quien soy,

aquella que, reclusa de la infinita comisura de los labios, encierra el secreto que me da la vida y me seca la boca.

¿Cuál es tu pregunta? No me lo preguntes a mí… ¡pregúntaselo a mi lengua!

A todos los que creen en el valor de las palabras, las que compartimos y las que no, las que empleamos para conocernos, conocer a los demás, construir de forma colaborativa proyectos de vida, las que utilizamos para amarnos, transformarnos y crecer.

A la Maestra… la palabra.

1 comentario

K -

Vaya vaya... sí que es cierto que según quién lo lea le damos distintos significados...

¡Es lo que tienen las mariposos!